El masaje anticelulítico tiene como objetivo movilizar los líquidos apresados entre la grasa hacia los ganglios, lo que facilita que la piel se alise y gane firmeza, con una pérdida de volumen que puede hacerse visible incluso en la primera sesión. También busca romper las bolsas de grasa y descompactarlas.
Puede llegar a ser ligeramente doloroso, pero es eficaz. Se combina con un masaje de drenaje linfático, para facilitar la eliminación de líquidos y toxinas.
Se recomienda realizar de cinco a seis sesiones de masaje anticelulítico: dos la primera semana y segunda semana, y el resto a razón de uno a la semana, en combinación de ejercicios de tonificación, una dieta balanceada y mucha agua.